Según la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019, el 40% de las mujeres de 16 o más años han sufrido acoso sexual a lo largo de su vida, y el 17,3% de las agresiones por acoso sexual procedían de alguien del entorno laboral
El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer se celebra anualmente el 25 de noviembre para denunciar la violencia física y/o psicológica, que se ejerce sobre las mujeres en todo el mundo y reclamar políticas en todos los países para su erradicación.
Empezamos con unas definiciones:
Violencia de género: aquella que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia”, y “comprende todo acto de violencia física y psicológica, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad.”
Acoso sexual: Constituye acoso sexual, cualquier comportamiento, verbal o físico, de naturaleza sexual que tenga el propósito o produzca el efecto de atentar contra la dignidad de una persona, en particular cuando se crea un entorno intimidatorio, degradante u ofensivo”.
Acoso por razón de sexo: “Constituye acoso por razón de sexo cualquier comportamiento realizado en función del sexo de una persona, con el propósito o el efecto de atentar contra su dignidad y de crear un entorno intimidatorio, degradante y ofensivo”.
Violencia vicaria: Llamada también “por sustitución”, una de las formas de violencia machista más crueles, cuya finalidad principal es la de causar el máximo daño posible a la mujer, provocando su muerte en vida, por lo que las víctimas suelen ser los hijos o las personas que más ama.
Chantaje sexual: El producido por un superior jerárquico, que puede.
Por desgracia el glosario de definiciones de actos violentos contra la mujer es demasiado extenso. Naciones Unidas lo sintetiza así: la violencia contra la mujer es sexual, física, psicológica y económica.
Así pues:
• Que te golpeen, es violencia.
• Que te violen, es violencia.
• Que te insulten y menosprecien, es violencia.
• Que te obliguen a casarte, es violencia.
Son violencia la explotación sexual.
Es violencia la mutilación genital femenina.
Pero en nuestro entorno laboral hay otro tipo de violencias
Según la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019, el 40% de las mujeres de 16 o más años han sufrido acoso sexual a lo largo de su vida, y el 17,3% de las agresiones por acoso sexual procedían de alguien del entorno laboral. Este tipo de violencia machista abarca todo tipo de profesiones y todo tipo de esferas y cargos.
Cobrar menos por realizar el mismo trabajo que un hombre es violencia.
Recibir comentarios o miradas sexistas por cómo nos vestimos es violencia.
Si tu jefe te pide algo que extralimita o nada tiene que ver tus funciones, es violencia puesto que su posición jerárquica y de poder te deja en una situación de inferioridad de la que se puede aprovechar, pidiéndote, por ejemplo, que le traigas el café.
Es violencia oír comentarios despectivos hacia las mujeres que se quedan embarazadas y causan baja laboral, por el mero hecho de tener que solicitar esa baja. - ¿Otra vez embarazada? - Es la pregunta, en tono despectivo, que muchas hemos tenido que escuchar de compañeros y responsables, durante nuestra vida laboral.
Pero cuando las empresas no son capaces de destinar recursos que cubran los puestos de trabajo, mientras que embarazadas, madres y padres ejercen su derecho legal de cuidado de menor, como así recoge nuestra normativa, la empresa también está ejerciendo violencia.
Pensar que el puesto a cubrir en una promoción interna no es idóneo para ser cubierto por una mujer en edad de ser madre, eso es violencia.
Que el sistema de meritocracia de Endesa se utilice subjetivamente y premie a aquellos que extralimitan su jornada laboral, no concilian, ni son corresponsables de su vida familiar, dejando sin posibles reconocimientos pecuniarios a aquellas que realizan eficientemente su trabajo, pero dentro de su jornada: eso, por supuesto, es violencia.
Que se pongan trabas a la flexibilidad de horarios, u otras medidas de conciliación recogidas en los planes de igualdad, es violencia.
Determinadas formas de organización del trabajo pueden ser consideradas violencia ya que el resultado de éstas es discriminatorio.
Envíanos tus experiencias en el entorno laboral, las tuyas propias u otras que hayas observado y que consideres discriminatorias ya que la discriminación laboral es otra forma de violencia.