La dirección sabe que hay trabajadores que sufren un hostigamiento laboral que repercute en su salud. Debe cumplir las obligaciones derivadas de la normativa de Enel y Endesa.
La realidad puede que no guste, pero es clara, y se ha puesto en conocimiento de la dirección de Endesa que en la empresa hay trabajadores que sufren riesgos psicosociales y hostigamiento laboral que repercuten seriamente en su salud. Ante la disparatada reacción de la dirección, nos hemos visto obligados a poner el tema en conocimiento de la Inspección de Trabajo.
Recordamos a la dirección de la empresa que su Política de Seguridad y Salud obliga a garantizar la seguridad y salud de los trabajadores en todos los aspectos relacionados con el trabajo. Que los mandos intermedios y directivos tienen la responsabilidad de llevar a cabo esa garantía y los trabajadores la obligación de poner de manifiesto a sus responsables las circunstancias si detectan riesgo con daño humano.
Mientras la dirección de Endesa permita excepciones, como, por ejemplo, que incompetentes responsables maten al mensajero en lugar de poner los medios para resolver el problema cuando se ven contrariados por empleados que cumplen con su Política de Seguridad, estaremos frente a un espectáculo más propio de república bananera que el de una empresa como Endesa, donde la mayoría de responsables sí demuestran día a día estar a la altura y comprometidos con sus valores.
Simular jornadas de reflexión cuyo resultado es amenazar y expedientar buscando cabezas de turco por el mero hecho de que los trabajadores manifiesten su estado de ánimo y percepción del entorno laboral, solo se entiende desde la perspectiva de reacciones cobardes e incapaces de hacer frente, cara a cara, a los problemas.
Pedimos a a todos los directivos y mandos que cumplan sus obligaciones de acuerdo con la normativa de Enel y Endesa (como la Policy 180 de Enel y el PG01 de Endesa), corrigiendo dichas situaciones para evitar los efectos negativos sobre la salud de los trabajadores, ya que limitar las soluciones a una política de traslados -sin llegar a evaluar los orígenes del problema- es enmascararlos en defensa de los hostigadores.